Ella, como todos mis versos escritos,
como cada una de mis estrofas,
o el primero o el último de mis poemas,
sin rimas ni métricas absurdas,
les juro con toda verdad y sin lisonjas,
es, entre todas, la mujer más libre,
la más auténtica, original y sin máscara
que en mi corta historia he conocido.
Con su temperamento de hierro
forjado por sus heridas de ayer,
de lengua libre y dueña de sí,
por las calles y donde quiera,
con sus miles de cicatrices,
derrotado y ya pisado sus miedos,
toda ella huele a libertad y fiesta.
Con su mirada fija en el horizonte,
cual si estuviese en profundo éxtasis
o aspirando el olor del más allá,
y como si estuviese en una revelación,
de su boca que mil veces me enamoró,
suaves y solemnes, como de quién
ya llegó al cenit de su existencia,
brotaron estas quasi póstumas palabras:
¡Amigo y dicen que "prohibido amor mío!
"aquí hasta dónde he llegado ahora,
ya no estoy para privarme de nada:
Un vino añejo que me caliente el alma,
disfrutar de un intenso y extenso beso,
un amante que me ofrezca realidades
no ilusiones como lo hacen los idiotas.
Un aromático puro de la Habana,
luego, sin lástima ni hipócrita educación
mandar a la mierda a quien se lo merezca".
Yo, absorto y casi esquizofrénico,
apenas logrado salir de mí,
no sin dificultad musitando le dije:
Conozco el vino bueno y mejor,
enséñame tú el beso conquistador.
Yo puedo regresarte en el tiempo
del amante a la antigua.
Auscultando en mi pecho,
viendo cómo mi boca
va formando con el denso humo
de mi primer cigarro de aprendiz
la figura de tu fiel corazón,
mientras mandamos entre los dos,
con tu mano entre mis manos,
a la más y muy lejana mierda
el qué dirán o pensarán los demás.
Déjame no sólo entrar en tu rebelde corazón,
sino hasta el centro de tu vida,
para arrancar ése único Sí
Que todavía no ha pronunciado
esa boca tuya que por miedo
solamente una vez el mío besó.
Tengo un amor guardado en el alma,
que pide a gritos su dueña y su reina.
Eres tiernamente dura,
pues buscando enamorarte,
terminé yo primero enamorado
de no sé qué cosas de ti
pero que me atraen sin piedad
y han resucitado en mí
el amor que un día creí
ya era solo una voz de antaño
y sonido frío de ultratumba.
¿Qué tienes? ¿Quién eres?
Que sin pedírmelo siquiera
ya entero ofreciéndote estoy
este pobre corazón mío
que se rinde ante tu imagen
pidiendo no tu mano
ni poniendo en tu dedo
el falso detalle que oxida el tiempo,
sino tu ayer y tu presente
en simbiosis con el mío
para juntos decirnos con muchos besos,
abrazos y con mirada intensa:
NO FUE FÁCIL ENCONTRARTE,
PERO VALIÓ LA PENA Y CADA LÁGRIMA
EL HABERTE ESPERADO.
- Autor: Chino el Seminarista (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de septiembre de 2018 a las 19:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 94
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