El artista es desdichado, valga la redundancia.
Rechaza tal rótulo porque su naturaleza no amerita bautismos mundanos.
La tristeza en el arte es tanto parturienta como recién nacido, y a su vez, la dolorosa maravilla de dar a luz. Esto genera un efímero instante de alivio que se traduce en placer y solemos confundir con felicidad. Durante esa confusión nos reconciliamos con la vida.
- Autor: Franco Castillo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de septiembre de 2018 a las 23:26
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 16
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