Trato ser algo irreverente, pues de nada serviría tomar todo con brutal seriedad.
Cuando era adolescente, pretendí ser Dios y al poco tiempo me di cuenta lo banal que sería lograr ese propósito.
Solo dejé que las cosas fluyan, casi sin intervenir. A esta distancia, me arrepiento de algunas pocas cosas, que marcan mis peores fracasos.
En definitiva, solo he logrado ser un hombre gris, esquivando el infortunio.
Mi mejor paga, es una sonrisa..., una comprensiva sonrisa.
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Tonto
Que inmenso sopor…, no puedo abrir los ojos …, los he abierto, pero es inútil hacerlo pues no hay luz, todo es absolutamente negro.
Siento que floto en un lugar sin temperatura, casi etéreo en absoluto silencio.
El cuerpo, no lo siento…, no puedo tocarlo sin manos, sin nada. Cómo he de ver sin ojos.
Lentamente, me adapto a esta situación, hasta parece confortable. No hay estímulos no hay sonido, ni aromas.
Quiero gritar, sin poder hacerlo.
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Pienso, los porqué y dónde estoy, como he llegado. Mi cuerpo, qué fue de mi cuerpo, hago un esfuerzo para recordar que estaba haciendo antes…, antes de esta situación.
La calle…, qué calle y de donde..., yo caminaba… de mañana, comenzaba la primavera, el viento suave y esa luminosidad creciente del sol frente mío.
Tu brazo, tomando el mío, hablabas entusiasmada del proyecto…, el sol cada vez era más luminoso y recuerdo que me detuve y tomando tus manos, te miré…
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Siento como si estuviese avanzando vertiginosamente, en este espacio oscuro, que de a poco, se ilumina con fugacidad en una aceleración infinita.
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Recuerdo que te miré, como nunca lo había hecho, mientras apretaba tus manos. Hablabas y ya no podía escucharte, se que me caí sumergiéndome una espesa oscuridad.
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Cada vez hay más luz, una luz lechosa, siento que las manos me tocan la cara y tu voz angustiada.
Abro los ojos, y los tuyos estaban tan próximos inundando los míos, intentaba hablar y no podía.
En un gran esfuerzo, sonó mi voz balbuceante, diciéndote que te amaba.
Tu rostro lloraba entre una incipiente carcajada, que solo llegó a una mueca.
Siento la sirena de la ambulancia…, hoy no será un día tan malo, siento sus labios en los míos y su voz diciéndome, tonto...
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2018 a las 10:44
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, El Hombre de la Rosa
Comentarios4
Una sensación extraña, se aproxima a la experiencia de la muerte. Oscuridad y luego aparece la luz y esa voz amada. Tuve una experiencia parecida, hace dos años atrás, abrí los ojos y estaba en el hospital.
Me agradó este relato no tan surrealista.
Un abrazo esperando festejar la primavera.
Seguramente, la realidad supera la ficción, con esto te digo que no es una experiencia vivida, solo imagino esa reacción de la mujer, diciendole "tonto", en medio del susto.
Mirá, viendo los noticieros y leyendo las noticias, ya no puedo ser asertivo, con el surrealismo..., todo es posible, quizá yo sea lo único imposible de cuadrar.
Un abrazo primaveral.
Esteban
Las autobiografías, autorretratos, … suelen alejarse de como ven a ese yo inabordable otros.
Un abrazo estimado poeta
Estimado amigo, el espejo, las grabaciones de voz y hasta las mismas letras, pasando por la palabra, distan del verdadero yo.
Como un prisma, extendemos distintos aspectos evasivos de nuestra propia realidad.
Un abrazo.
Esteban
Mi querido y buen amigo Esteban, a veces sólo paso por aquí a leerte, sabes que eres mi escritor favorito de la pagina, espero que tu escrito sea producto de tu imaginación , como siempre, te mando un abrazo.
Si, solo es ficción en busqueda del efecto de tan estresante circunstancia, en la conducta de los personajes.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Esteban
Una hermosa y genial muestra de tu generoso ingenio poético estimado amigo Esteban
Un placer pasar por tus letras.
Saludos de amistad
El Hombre de la Rosa
Gracias, por tus generosas palabras.
Un abrazo.
Esteban
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