Yo me fijo mucho en los detalles.
En como el viento ondeaba tu cabello largo ese día de sol,
en tus ojos negros que me decían “aquí estoy, mírame”.
Y entonces yo creía que la eternidad se encerraba en dos ojos que se miran.
Tus comisuras, en las que yo podría quedarme a vivir,
me enseñaron que el hogar no es una casa.
Que somos un para siempre,
aunque ya nos hayamos acabado.
- Autor: Alejandra Galeano. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2018 a las 19:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
- Usuarios favoritos de este poema: Fernando?
Comentarios2
En la palabra todo puede esperarse.
Saludos
Àgil, dinámico y por sobre todo... Bonito !
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