Te oss-verbo.
Te observo de lejos, y admiro tu marchar entre todos los mortales.
Ignoro si conoces de mí o no. Quizá me has de haber visto alguna vez.
Solo una persona sabe que te veo y me cautivas desde mi maza, no desde el cosquilleo.
Jamás he sido una princesa en espera del príncipe azúl, en corsel blanco y cabello rubio.
Soy más bien la que prefiere los pies en la tierra, el trabajo duro y la lucha constante.
Creo que por eso me atraes.
No aparentas y eres pasional.
Seguramente te diré lo que te han dicho muchos, porque eres atractivo, joder.
Pero no me vuelvo estúpida ante tu presencia, más bien, me vuelvo inteligente.
Principalmente porque esa es la primer prisma que me cautiva de ti.
Eres una odisea de conocimiento y eso me parece más interesante que unos músculos rellenos de esteroides.
Porque después de pasar el rato en el gimnasio, te lanzas a la biblioteca, a algún evento cultural o desarrollas más la técnica de lo que sabes hacer con los instrumentos.
Bebes cerveza tal cual como si robaras besos. Y cómo no, si es la mera gloria.
Te obsero y sé que la fuerza que tienes para levantarte cada fin de semana con esa cruda poderosa, es la misma como con la que cada día te visualizas haciendo lo que amas.
Que forjas aviones de papel, entre las sábanas de zarzamora, porque te gusta desprenderte de la realidad y vuelas despierto.
Te observo y también concluyo que tienes tantas ganas de enamorarte, que no buscas la persona en sí, sino el amor como tal. Eso explica tu relación. Pero no soy nadie para opinar nada. También me equivoco y sé aceptar mis errores.
Aclaro no me pongo loca por ti,
loca ya estaba. No te voy a culpar por esa gracia.
Aunque soy un protocolo meramente distinto al que se maneja en el mercado.
No uso maquillaje porque no sé usarlo. Llevo como pintura estas ojeras que anuncian noches que la vida me ha prestado para argumentar con los amigos, para beber tres mezcales por minuto y ser el caballo de troya hasta que yo decida apagar la fiesta.
Sí, soy un desastre.
Pero no me gusta ocultarme tras lo que no soy.
Mis historias hablan más que mis tatuajes y conozco más de música que de marcas de ropa.
Que cojo con la misma seguridad con la que hablo, con la que leo, con la que escucho. Y no porque me considere artista, sino porque me considero humana, y como humana aprendo, entre cada palo, entre cada libro, entre cada conferencia, canción y función.
Respiro y te observo.
Te observo y no solo quiero observarte.
Quiero robarte, quiero llevarte conmigo.
Pero me gustas así de libre,
y admito que te ves bien con pareja,
pero te verías mejor conmigo.
No hay dolencias en este cuerpo sobrio.
Puede aguantar más desorden.
Si he pasado por hambre y bolsillos vacíos,
podría soportar otra vez un corazón roto.
Simplemente, te voy a observar.
No estoy segura de qué pueda pasar después, ni quisiera descubrirlo.
Es más, te advierto de una vez que tampoco me interesa conocer tu pasado.
Si en algún determinado momento de nuestras vidas, llegamos a coincidir,
de la manera en que mi expectativa juega con mi mente, será un caos.
Pero ¿qué es de la vida sin ese toque delicioso de adrenalina?
Mas no sabemos que sorpresas nos detonará la vida.
Si mañana es Marzo y después Diciembre.
Escápate...
Demosle más ritmo a tus daños.
Hay que ponerle candela a tus años.
¿No deseas más sabor?
Corrijo, no te observo.
Te OS-VERBO.
Os, por vosotros. "Os deseo felicidad"
Verbo, por la acción, por el movimiento que generará el tiempo, por la existencia, la consecución, y la condición.
Te oss-verbo. Ven.
- Autor: Nadia Almazán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de septiembre de 2018 a las 11:55
- Categoría: Amor
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez
Comentarios1
Querida Nadia ,
Encantador de principio ,
hasta donde dejaste de escribir .
Historia que de seguro continuarà .
Mi cariño , y
Mi càlido Abrazo .
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