No me devuelve el eco aquella piel,
ni el olor de tus manos, ni el calor
de tu voz, acariciando dolor
y risas en la mía, aún por nacer.
Agita mi interior hambre de ti,
de agua marina y sol por engarzar,
impregnado en las cuentas de un collar
de vida, truncado, sin prevenir.
Y el eco es tibia sombra de aquel tiempo,
callada levedad que ya no llora
porque le falta música y aliento;
zigzag que merodea hora tras hora,
reverberar ahogado en el silencio:
nostalgia de tu luz, que mi alma añora.
- Autor: TRINIDAD PINAZO ( Offline)
- Publicado: 30 de septiembre de 2018 a las 05:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 78
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