Vale POEMA A MIS NIETO
El jubilado vagaba
Por calles y por jardines
Con la mirada extraviada,
Pensando en los querubines.
Así el jubilado ambula
Con su mente ya perdida,
Amores no confabula
Con el alma confundida.
Ha perdido la esperanza,
De la vida, la alegría,
Ya no goza de confianza
Por falta de su energía.
Qué absurda es la realidad
Al perder toda confianza,
Y vivir la oscuridad
Que anula toda esperanza.
En el jardín de mi vida
Tres capullos han surgido
Con la esperanza atrevida
De que lleguen a floridos.
Al surgir esas tres rosas
La mirada cobra brillo,
El corazón ya rebosa,
La vida adquiere sentido.
En mis sueños aparecen
Tan florecidas y hermosas,
Ayudarlas se merecen
Para brillar armoniosas.
Alejandro es el primero,
Irene, segunda llega,
Y Daniel es el postrero,
Ya está el trío de colegas.
El mayor es el más fuerte
La segunda, niña, dulce
Y el pequeñín es un duende
Que todo se lo revuelve.
De mis nietos el primero
Su sonrisa en foto tengo,
Que me sirve de lucero
Por ser mi primer recuerdo.
Irene, segunda viene,
La pareja se completa,
Por tener lo que conviene
Macho y hembra que se intenta.
Daniel el tercero nace,
Por ser el inesperado,
Cariño mayor merece
Que todos le hemos honrado.
Son los tres muy avispados,
Quiero a todo por igual,
No sé cual es más amado,
Para no romper el ritual.
Cada uno tiene su encanto
Y gracia para admirar.
Así tengo que ser cauto
Para a ninguno olvidar.
Son la postrera esperanza
De despertar mis afectos,
Las huellas de la confianza
De ser abuelo perfecto.
No existe amor verdadero
Sin tener el primer nieto.
Los amores de heredero,
Madre y esposa son viento.
En casa de los abuelos
Los nietos son los que mandan,
La disciplina es pañuelo
Que vuela por la ventana.
El abuelo con caricias
Arregla todas las cosas.
Los nietos con sus sonrisas
No admiten voces latosas.
No seré abuelo perfecto,
Pero a su lado estaré
Con mis consejos correctos,
Con experiencia y saber.
Son necesarios consejos
Para aprender a ser fuertes,
En los caminos tediosos
De los humanos sufrientes.
Mientras mi cuerpo mantenga
La energía que da vida,
Lucharé para que tengan
Apoyo, amor y acogida.
Sus besos son alimento
Del amor que los profeso,
Si faltaran de su afecto
La vida será un deceso.
Mi conciencia se refleja
En sus ojos y en su voz,
Donde el tierno amor me deja
Sus besos de portavoz.
Ellos dan fuerza y vigor,
Siempre me recordarán
Que por sus venas valor
De mi sangre correrá.
Reflejándome en sus ojos
Me despiertan la conciencia
De borrar recuerdos negros
Que acumula la experiencia.
Subyugado con sus vidas
Con lazo de fuerte amor,
Que me llevan a la amnesia
De angustias y de dolor.
No se da mejor acuerdo:
Que manita de mi nieto,
Aferrándose a mi dedo,
Apoyo busque en su aprieto.
Siempre tendré la ilusión
Cuando el miedo les aflija,
Busquen siempre solución
Para que yo les cobija.
Gozar sin límites quiero
El placer de compañía
Y darles mi amor sincero
Hasta mi cierta agonía.
Ellos son siempre el lucero
Que me señala el camino
Para seguir el velero
Al puerto de mi destino.
Son la estela que ilumina
El final de mi camino,
Son tres luceros que animan
Cumplir mi postrer destino.
Cuando me llame la parca
No quiero dejar tristeza,
En su recuerdo aparezca
La alegría en sus cabezas.
Si de este mundo me fuera,
Al oír tristes suspiros
Y la alegría no huyera,
La tumba será un respiro.
Nunca me lloréis, rapaces,
Ni enturbies ya mi esperanza
De ser mis huesos capaces
De descansar con templanza.
El nieto forma el principio,
El abuelo es ya el final,
Los dos juntos el compendio,
Forman el ciclo vital.
Alejandro Tejero Escribano. Gijon, 4-1-2001.
- Autor: esteal38 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de octubre de 2018 a las 06:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 18
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