Propongo besarnos tanto
en las tardes estivales,
que el amor se frote las manos
en el refugio manso
del ocaso,
y se nos queden las bocas
rojas como manzanas.
Digámonos tanto,
que gota a gota
inundemos de palabras
inaudibles cada átomo de tiempo,
como si un agua tibia,
sin pensarlo,
se adueñase de la fecha.
Dejemos que
la claridad distante,
nos rompa en pedazos
los ojos,
y los rehaga juntos,
como una sola estrella
misteriosa y nueva.
Quitemos al tiempo la hora,
para que la noche
sólo sea un velo oscuro
en torno de las cosas,
que no pueda robarnos nada,
ni un trocito del vivir
ni una flor de nuestras ganas.
Mañana empecemos,
en el instante justo
cuando el desnudo sol
cruce sobre el mediodía,
y tu vuelvas
maravillosa del silencio,
y entres a mis brazos
encantadoramente intacta.
Eduardo A. Bello Martínez Copyright 2018
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 4 de octubre de 2018 a las 14:08
- Categoría: Amor
- Lecturas: 42
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