Otra vez esa mujer en el espejo...
sus labios delgados, torcidos y tristes,
rítmicos al lóbulo de su nariz pequeña
—roja y sensible—,
oculta entre estos y sus puntitos negros.
Su piel desértica y tan flácida
deambula con ella y sus pasos hostiles,
marchita como la rosa olvidada
y carroña para las hienas y buitres.
El retraído empañe de sus mustios ojos
hace juego con las pletóricas cicatrices,
talladas desde la pelvis a sus hombros
—invisibles.
Mortal a los años que abren heridas,
avoca fuerzas para su decrete inasible,
las noches la esgrimen entre pesadillas
inquisidoras, agobiantes e insostenibles.
Hastiada. Cobarde. Muere.
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Autor: Lluvia B. Espinoza Morales
- Autor: Lluvia Briseida ( Offline)
- Publicado: 7 de octubre de 2018 a las 00:55
- Categoría: Triste
- Lecturas: 91
- Usuarios favoritos de este poema: mariacv
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