EL CAMINO RECORRIDO

En la andadura constante,
que soporta la razón.
Se deslizan de puntillas,
temores y desazón.
Y en cada huella plasmada,
de tan ardua caminata.
Un fragmento va dejando,
de su vida el que camina.

Fatigoso es el andar.
Cuando el peso de la culpa,
incrementa en cada acción,
la carga de la tortura.
Más se torna más ligero.
Si alimenta el pensamiento,
con sutil sabiduría.
Y gotas de humanidad,
que atenúen su agonía.

Rompe a la noche la luz.
Y es tan profunda la herida.
Que descansa y se amodorra,
mientras va luciendo el día.
Así la fuerza del sol,
hace su entrada triunfal.
Revistiendo de color,
a la negra oscuridad.
Cada destello que emiten,
los cuerpos a los que besa,
demuestran la fortaleza,
de su inmenso resplandor.
Y en un acto de valor,
el ser humano despierta.

En las turbulentas aguas,
de los ríos de la vida.
Flotando casi perdidas,
se deslizan las palabras.
Dando bandazos sin tino.
Entre la espuma se asoman,
como ladrones furtivos.
Y se llevan los tesoros,
del hogar de lo vivido.
Navegantes las palabras,
que transcienden continentes,
como naves sin destino.

Roza la brisa el cabello.
Y en el brillo de sus ojos,
se adivina la andadura,
de lo feo y de lo bello.
Del camino recorrido,
con sus andares inciertos,
A.L.
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