YO LE LLAMO "AUSENCIA", ¿USTEDES?

Una sonrisa imborrable,
que cada 30 de noviembre.
me mira en el espejo,
recordándome la ida y el regreso.

Volví a escuchar tu nombre,
en el canto de un pájaro,
convertido en el eco
de una soledad que extraña
todo de ti, sin saber nada
en la puerta de una casa,
que tiene una lámpara encendida,
en una sala sin muebles ni cortinas
que siempre está vacía
sin nada, sin tu compañía.

Y me quedo detenido,
Con el aroma del té que se percibe
y se pierde en la escalera;
y otra vez volteo a la ventana
donde tu rostro se asoma
y por un instante,
se me escapa la nostalgia.

Volteo y veo un cuadro colgado,
que me recuerda
a lo que la gente llama “pecado”,
y que fue testigo,
de las noches que consumía tu cuerpo,
lento, despacio, lento,
en una noche que alcanzaba el infinito.

Me acompaña un perro caprichoso
que sonríe y lame mis heridas,
que se echa a mi lado,
como esperando tu llegada,
en el sitio exacto,
donde también le acariciabas.

El tiempo pasó, el reloj siguió su curso,
Y yo, sigo en esta casa,
donde una vez hicimos una promesa
que se rompió cuando partiste,
dejando mi cuarto deshabitado
extrañando tu sonrisa, por donde quiera,
Mientras tú, en una cama ajena,
distinta… Solo dormías.

Hay días… como este,
30 de noviembre,
que el silencio sabe quedarse callado,
y ya no quiere decir tus apellidos,
que la soledad
no quiere remendar tu ausencia,
aunque tenga la solución,
en la punta de la lengua.

Y después, entra un viento,
por las rendijas de la puerta,
que acaricia mis mejillas,
que no castiga, ni me enfría,
y se mete en mi pecho,
dejándome sensaciones a recuerdos,
a tus besos, a tu cuerpo,
y todo esto, crece una y otra vez,
como una semilla,
cuando siento que quiero dejar de respirar,
y olvidarme de que me amaste un día.

Tu partida…
no evita que siga adelante,
pero en el final, no encuentro el principio,
y para continuar te vuelves,
un recuerdo imborrable,
un amor insuperable,
porque a ciertas horas del día,
hay ausencias y vacíos,
que parecen rasguñarme.

En esta fecha,
las escaleras de la casa
parecen escenario de novela,
de apariciones y fantasmas,
y escucho en cada peldaño
un susurro que me dice
“ven, más arriba, más lejos, camina”,
Y parece ser tu voz,
Cuando creo sentirme solo,
pesado, cansado.
Y un poco loco.

La esperanza ya termina,
porque la vida no me regaló nada,
ni a ti, por ejemplo,
porque fuiste brevemente mía,
pero nunca te dejó, en mi lecho,
no como quería,
O tal vez me estoy dejando llevar,
Por la fecha, la nostalgia, y el recuerdo.

En mi pañuelo, hay una lágrima
que escurre por mi cara
mientras duermo,
con mi vida, que ya es vieja,
y el año que casi termina,
para dejar ir tu recuerdo.

Hay una imagen
que no cabe en el olvido.
Una sonrisa que renace
de las cenizas,
un poema,
con desenlace desconocido,
un libro con un final sin despedidas,
y una hoja en blanco
por si un día, cambiaras,
el final de mis días.

Amaneció.
La fecha que espero cada año,
por fin llegó,
y una luz me dijo
que no somos un error.
Somos un atrevimiento,
una osadía, un desatino
que está en lo correcto.
Un espejo donde estas,
en el reflejo,
y por que no? Un regreso.

Había una vez una vida
una historia propia,
nuestra, mía.