Llorando traigo a mi alma,
tristes lágrimas de sal;
el océano me llamaba
embriagado de soledad,
y donde muere el gualquivir
me detuve a escuchar
mientras preguntaban las olas
en la cresta blanca y fugaz,
que la espuma rizada
surcaba jugando con la mar.
-¿Porqué lloras hombre?
!no es este tu lugar..¡
Vete que yo te aseguro,
se aproxima tempestad.-
-¡No me da miedo tu bravura!
Déjame por tu piélago fisgar;
no padezco de locura,
no te quiero tentar,
sólo a un amor perdido,
aquí vengo a buscar.
Creo ver su pelo cuando el rio
penetra en tu inmensidad.
Creo que el cielo azul
son sus ojos al mirar.
Que, quizá delirio o no,
yo, aquí la escucho respirar
creyendo que las caracolas
de ella me hablarán.
Que, sueño que la Giralda
es el faro que me alertará
que su piel está cerca,
que a mis brazos llegará.-
Fallecida ya mi poesía..
¡dejadme! No me quiero consolar,
te prometo vida mía,
te prometo de verdad,
que serás tú mi musa
hasta la mismísima eternidad..
- Autor: poetalibre ( Offline)
- Publicado: 26 de octubre de 2018 a las 13:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 75
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