El olor del sol
penetraba en la
ropa y cuando
vestían llevaban
su tibieza y calor.
Su madre le gustaba
que sus hijos se vieran
relucientes con un
blanco níveo.
Eran su orgullo
a ellos se dedicaba
con alma y destreza
cada día.
Cuando iban
tomados de la mano
parecían un sol
resplandeciente,
su amor y su energía
se potenciaban y
la gente los veía
con respeto y admiración.
Ella les había enseñado
desde muy pequeños
a ser amables y se
dirigían a todos
por igual ese creo
que era su mayor
valor.
- Autor: rosi12 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de octubre de 2018 a las 13:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Edmundo Rodriguez, Viento de amor
Comentarios2
Querida Rosi ,
Me han encantado esos niños .
Mi cariño , y
Mi cálido Abrazo .
Me alegra mucho saludos de amistad que tengas un bonito día
Nada mejor que inculcar a los hijos, valores, buen ejemplo. La educación es la mejor herencia que se les puede dejar. Los hijos son el fiel reflejo de los padres. Un gusto pasar por su espacio poético.
Saludos.
Muchas gracias por tus comentarios , saludos de amistad y afecto
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