Dolor y clamor rompe el oscuro silencio,
súplicas por piedad agonizan en un alma doliente.
¡No por favor, … no!, … basta ya, … por favor
se propaga en el eco de la aurora naciente.
Otra vez llegó borracho, con mil ideas mal trecho,
en delirios de alcoba de confianza estrujada;
mareado en celos con auto despecho.
Hiriendo a su paso con dardos de infamia.
Ha llegado a la puerta convertido en tirano,
empuja el umbral que inerte le acecha.
La fiera, su amor, su compañero de años,
Ahora la grita, la ordena que salga del lecho.
Con tembloroso paso, ella a puerta se acerca,
Y ésta se abre, al grito sinuoso:
¡por qué no abres maldita! - En el silencio se escucha,
el temor la envuelve, en un estado monstruoso.
En un raudo silencio ella baja la cara;
busca piedad, auxilio; pero ni Dios la escucha.
Su hogar y sus hijos han quedado al asecho:
de violencia e infamia del hombre que ama.
El ambiente oscuro de cruel amargura,
Horror en los hijos ahora despiertos,
heridos en el alma impotentes observan:
sucumbir a su madre en el cruel tormento.
El hombre que fue padre, compañero y esposo.
Es cruel fiera y un tirano de enjambre
Sus brazos que a su familia sostiene y dan reposo
Hoy hiere, golpea y destruye con cruel cobardía.
Cual cobarde verdugo a la madre ultraja,
Por la cabellera sujeta, en la alcoba la aplasta
Los gritos son de rabia de instinto salvaje,
Golpea su cuerpo y luego la arrastra.
Los niños gritando suplican al padre:
Por favor, a mamá no… No te lo invoco.
La fiera esta ciega de ruegos no entiende,
Y sus hijos los lleva al mismo infierno.
La dama abatida, no pronuncia palabra,
Con un último esfuerzo, empuja al verdugo
El dolor de su cuerpo en su alma a calado
Y enfrenta al hombre del cual ha parido.
La bestia se turba y su odio estalla,
una filuda estocada y su vientre desgarra:
Un chorro de sangre inunda en la sala.
Otra estocada y otra …y otra… la acaba.
Herida de muerte la dama ha caído.
El cuerpo caliente ahí se desploma,
un charco de sangre despide la vida
Y a coro de gritos sus hijos imploran.
Su llanto en reclamo ahora se mezcla,
Papá. ¿Por qué?… ¿Por qué?… papito…
El padre, la fiera, el monstruo cobarde,
observa la escena, con final funesto.
La vil cobardía la abate y escapa sin rumbo,
quitando a sus hijos su vida, su alma.
El llanto ahora, es dolor profundo,
Los gritos son dardos hirientes sin calma
Un desgarrador cuadro a pintado el ambiente,
inocentes niños dañados por siempre:
Mamita, Mamita, Mamita, …
por qué…. por qué…Mamita, Mamita, …
La aurora del día ahora ha parido:
dolor, angustia y el cruel desamparo,
Ni el cielo, ni nadie consuelo ha traído.
Es día de dolor indignación. Mal sin reparo.
Mamita, Mamita, ¿Por qué? Mamita, Mamita…
- Autor: walter Quiroz el legendario (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de octubre de 2018 a las 22:09
- Comentario del autor sobre el poema: trato de describir lo indescribible . el dolor que muchas niños han sido sometidos por la cruel cobardía de hombres que vil memte atacan al ser que los dio la vida. talves ayude a tomar medidas contra esta crueldad que es victima muchas familias.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 19
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