Beber.
De la tarde quieta
el ocre cielo en mudanza,
cielo de ojos escondidos.
Vagar entonces
por la hora infinita,
lejana inquilina,
crepitando altiva:
ahijada del incendio
azul de las paraeidolias
de cada objeto que miro (y no).
Ausentarse para encontrarse
en la primera lluvia,
charcos de despertar,
apartar el viento de mi rostro,
exaltar a la bestia congelada
morir en la gota que derramo el vaso,
¿fracaso acaso?
Esperanza en descanso…
- Autor: Jordan Sanchez ( Offline)
- Publicado: 3 de noviembre de 2018 a las 23:44
- Categoría: Triste
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Estanislao Jano
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