Les contaré con brevedad
la historia de la tía Brenda,
su trágico amor a tan corta edad
y parte de su desgarrada vida,
con un matrimonio
partido a la mitad.
La joven tía Brenda,
hermosa y de buena familia,
cayó muy joven ante el amor y su desidia.
Así lo narra la leyenda.
Con una sortija en su dedo,
y la expectativa de una vida
saciada en alegría,
impuesta en su credo;
la tía Brenda se casó antes de los veinte.
Con la promesa de permanecer unidos siempre.
Y a partir del "sí", ella lo abandonó todo:
se despidió de sus sueños,
dejó inconclusos sus estudios.
Se dedicó a su esposo, tiempo completo,
criando a sus tres hijos se le consumió su tiempo.
La tía Brenda le pidió dinero a su padre,
para que su esposo pudiese titularse en medicina.
El muy famoso doctor González,
sin el dinero de su suegro,
no se hubiera graduado en pediatría.
Pero al ingrato eso no le fue suficiente,
pues en cuanto su coqueteo pegó con suerte,
se le olvidó la esposa,
y se involucró con otra.
Corría el año 1980, cuando en esa primavera,
el reconocido doctor González,
se acostó con la enfermera.
Bien dicen: "Pueblo chico, infierno grande".
Y qué escándalo se armó en el poblado
de San Miguel el Grande.
Donde la infidelidad de aquel doctor
fue un secreto a voces.
Y todo el mundo se sentía en derecho,
de opinar al respecto.
La tía Brenda, encerrada en casa,
lloraba desconsolada.
Con la carga de tres niños en su espalda,
y el dolor punzante por aquella,
muy bien sabida, revolcada.
Y así, con toda la pena en su pecho,
la tía Brenda comenzó
los trámites del divorcio.
El doctor González no hizo más
que estar de acuerdo.
A él le resultó reconfortante,
deshacerse de ella y unos hijos
que para él fueron insignificantes.
Mientras tanto, de la enfermera,
se decían muchas cosas:
Que era bruja,
que al respetable doctor
lo tenía engatuzado, enculado,
inclusive, bajo un embrujo hipnotizado.
Le mencionaban su cuerpo de diosa tallado,
y su cara, de dar espanto de plano.
Pero eso no impidió que el doctor
abandonara a la tía Brenda.
Pues hoy día, y hasta la fecha,
la guerra
la ganó la méndiga enfermera.
Comentarios1
El engaño y la traición, es pan de cada día en la sociedad. Por eso se ve tantos niños abandonados, y mujeres dedicadas al viejo oficio de la prostitución para sobrevivir. Un gusto pasar por tu espacio poético, Poetisa.
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