He caído en los escombros
dónde estaba encadenada de mis tobillos.
La madruga del martes arranqué mi alma de mi cuerpo.
Llego mi amiga a recogerme (siempre ha estado cerca mío)
deslizándome al tobogán de la muerte,
cayendo sobre huesos, vísceras y tripas de mis ancestros
calcinados en las llamas del inframundo.
Hago la danza del vientre sobre la tierra de los cadáveres,
mientras en mis piernas comienza a trepar el fuego,
que me detiene el movimiento.
Dejando mi corazón pulverizado,
que ahora solo quedan los rescoldos en la urna de la habitación de luzbel.
- Autor: Nohelia Menjivar ( Offline)
- Publicado: 5 de noviembre de 2018 a las 00:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Viento de amor
Comentarios2
El final de los días es escalofriante, cuando la muerte te pasa la factura.Gusto de pasar por tu espacio poético.
Sí, bastante escalofriante. Gracias por leerlo.
Magnífica Loa a la muerte}bambam
Saludos y un abrazo.
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