EL SOBERANO DE LOS MARES

Verano Brisas


AVISO DE AUSENCIA DE Verano Brisas
Ninguna


El 26 de junio de 1634,

Carlos I de Inglaterra y de Escocia,

hijo de Jacobo y marido de Enriqueta,

visitó los astilleros de Woolwich

para inspeccionar personalmente

la construcción de Leopard.

Estando en bodega,

sacó aparte al constructor jefe y le dijo:

Quiero el navío más bello y poderoso del mundo.

 

Phineas Pett,

descendiente de una antigua familia

de constructores navales,

con excelente preparación técnica

y uno de los más famosos de la historia,

que había construido también el Prince Royal,

se inclinó respetuoso ante su Majestad

en señal de aprobación,

y se dedicó por completo a complacer al Soberano,

pese a las protestas que no tardaron en llegarle

criticando agriamente la decisión Real.

 

El Soberano de los Mares,

como fue llamado el antiguo Leopard,

entró a servicio en 1637,

y aseguran los estudiosos

que se adelantó muchos años a su tiempo.

Ostentaba una variada velamenta,

abundante y bien dispuesta obencadura

con escotas, estayes y amantillos,

además de otros detalles importantes

que hacían de su jarcia

la más noble y refinada de Europa.

 

Contrario a los comunes veleros de la época,

El Soberano de los Mares

lucía un redondo trasero ricamente decorado.

Cien cañones defendían el cuerpo

de este orgulloso a quien los holandeses

respetaban y elogiaron

con el satánico mote de El Diablo de Oro.

 

En el extremo del regio mascarón proel

cabalgaba imponente, sobre 7 reyes enemigos,

el legendario Edgardo el Pacífico.

 

Los lebreles de Enrique VII,

dragones, unicornios y leones ocupaban,

con las rosas de Inglaterra y el cardo de Escocia,

la flor de lis francesa y el arpa de Irlanda,

todas las bordas del beque.

 

La roda remataba en un Cupido

montando un bravo león,

mientras dos pequeños ratones reían en las serviolas.

 

Seis bellas divinidades dominaban el castillo

y tres frisos adornaban las amuradas

con blasones y volutas,

instrumentos musicales, celadas y corazas

junto a toda clase de armas.

 

En las bandas del castillo y del alcázar

alternaban, con los signos del zodíaco,

conocidos emperadores romanos.

 

En la alta popa dominaba la Victoria,

junto a Jasón, Júpiter, Hércules y Neptuno,

en tanto en las bandas del timón

se observaba la siguiente memorable leyenda:

Qui mare, qui fluctus ventos, navesque gobernat,

sospitet hanc arcem, Carole magne, tuam.*

 

El Soberano de los Mares

vivió más tiempo que su Rey,

aunque no pudo escapar a drásticas transformaciones,

incluyendo otra vez la de su nombre.

 

El Royal Sobereign salió airoso de todos los combates,

pero tuvo un incandescente final,

cuando los efectos de una bujía traidora

le consumieron el vientre hasta dejarlo en cenizas.

___________________________________________________

* Que Aquel a quien obedecen el mar, las mareas,

los vientos y los navíos, guarde éste,

oh gran Carlos, tu navío, con sustancia divina.

  • Autor: 000 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de noviembre de 2018 a las 14:37
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 19
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Comentarios +

Comentarios2

  • Fabio Robles

    Tu gran capacidad narrativa ha vuelto a mantenerse interesado en tan bonita historia. Mi felicitación amigo, saludos

    • Verano Brisas

      Gracias Fabio. Recibe un cordial saludo.

    • larisadelesqueleto

      Buena prosa.
      Un cordial saludo.

      • Verano Brisas

        Gracias querido amigo. Recibe un cordial saludo.



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