Su corazón le dolió de tanto andar a rastras
Y su garganta áspera dejó de susurrar...
De pie se puso, entonces, y con vigor al viento
Dio pasos en silencio, su corazón limpió.
Su voz antes polvosa, caída y deleznable,
También marchó airosa, al lado del valor.
Mujer, así te he visto y así te quiero ver.
Erguida, siempre andando sin miedo de caer.
Tu corazón ahora camina sin doblarse,
Tu voz le da el alcance. Atrás polvo quedó.
- Autor: JHON DEILO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de noviembre de 2018 a las 16:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Sharon Ximena
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