Mi corazón y mi alma tienen confusos todos sus sentimientos,
El viento sopla mi cara y no corre oxígeno en él.
El cielo se nubla y des nubla, no tiene decisión propia.
Esta noche hace que me duela respirar, hace que se detengan mis pálpitos, hace que mi mente se desborde y deje de pensar.
Creo que Dios me ha castigado de tal manera por como fui en todo mi pasado y hoy que amo tanto a un ser tan pequeño y hermoso, tan lindo y primoroso, no se si seguir viviendo o dejar ya de existir en este mundo lleno de aflicciones, de desamores y de lutos.
No han sido culpables las personas que han estado a mi alrededor, sino mi corazón y mis frágiles sentimientos que cayeron bajo el encanto de sus ojos, sus labios, sus caricias y sus besos.
Sin embargo, estoy acá junto a ella, en esta noche de un fúnebre noviembre, quizás amargo o quizás fructuoso pues esta lleno de tantos anhelos y de tantos problemas.
Ya casi no duermo en estas ultimas noches pensando en que será de mi en la mañana siguiente, solo estoy seguro en que no le importo a nadie y que mi muerte esta cerca, de ser así creo que no podré descansar por más que yo quiera.
A veces deseo no haber nacido porque de niño no fui niño, de grande he sido niño y hombre a la vez. Sufro y lloro sin razón alguna y cuando debería no lo hago sino tiempo antes o tiempo después.
No han sido míos todos mis sentimientos y a quien se los he entregado los rechaza. Me duele saber que me he enamorado, pero de nada me sirve porque a cada rato sufro y lloro, no de tristeza sino de anhelos que tengo y anhelos que he perdido.
Las noches son un martirio para mi y los días un desierto que pasa encima de mi con su tan flameante sol que todo lo quema pero que no logra siquiera quemar ninguno de mis ingratos recuerdos.
Y las noches… (suspiros)… ya no son iguales para mi porque en cada una de ellas solía abrazar y besar a la mujer que yo más he amado en este mundo y no podrá existir ninguna otra creatura en este mundo que se le iguale ni que le supere, no porque sea menos que ella sino porque es de ella de quien me he enamorado.
La luna y las estrellas son testigos de todas mis noches de tortolo y de todas las noches de pasión que he pasado junto a ella, la mujer que tanto he amado, es tan fácil de verlo pero muy difícil de saberlo y aunque ella lo sepa nunca lo comprenderá porque aunque he crecido soy un hombre que aun sigue siendo niño.
Es por ello que mi alma llora y mi corazón sufre tanto en cada día y en cada noche que sigue pasando mientras sigo viviendo esta terrible tempestad.
El camino que lleva a mi casa ya no ha vuelto ser el mismo, aunque permanezca siempre en el mismo lugar, la bulla y el silencio se han convertido para mi en una misma cosa.
No culpo a nadie mas que a mi mismo de mi propio sufrimiento, he sido yo mismo el causante de todas mis penas y amarguras; de mis sufrimientos y de mis dolores; de mi angustia y de mi tristeza.
No encuentro razón entre mis palabras ni rimas entre mis versos, ya no hay sonrisa entre mis chistes ni lágrimas en mis sufrimientos.
Todos mis secretos los guardan la luna y las estrellas, es tan fácil de verlo, pero muy difícil de saberlo y aunque ella lo sepa nunca lo comprenderá porque, aunque he crecido soy un hombre que aún sigue siendo niño.
Ricardo Manzanarez (Nicaragüense)
- Autor: Ricardo Manzanarez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2018 a las 17:39
- Categoría: Triste
- Lecturas: 39
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