De camino hacia el horizonte
las lágrimas buscan
la sequedad que da el olvido,
que ahueca de nuevo ese vacío
que permite nuevos llenos,
un otro sino que espante
la verdad, el monte ido...
Empiezan su viaje forzadas,
como ánimas errantes,
como tímidas hadas
sin paje que las presente,
deambulando por las turbias aguas del puerto
sin perder de vista el muelle
y a la vez sin querer verlo.
Como un tuerto
buscando hacia el lado ausente,
lívidas surcando la turbia y grasienta superficie,
viran para afuera y luego vuelven...
Y luego vuelven....
Quizás por el miedo
de afrontar mares desconocidos,
quizás por la inútil esperanza
de anudar ese cabo roto,
quizás...
Miran el más allá y espían la era,
dónde resta lo que era.
Avanza su voluntad
y el coto del pasado la asienta...
Luego marchan,
o al menos eso piensan...
Encauzan el océano y parten...
La agonía del amor
nunca fue un paisaje soportable.
Nunca.
Duele demasiado.
Marchan, parten...
¿Huyen?
En el sentimiento, sin duda,
que no en el deseo.
La afonía de un te amo
no te convierte en ateo,
más deja inerte tu sentido del mañana.
Y sano resulta partir,
aún con del rencor el mareo...
En busca de un amable despertar,
pintando de cana ese pelo,
aún perfumado,
tiñendo de sombras ese rostro,
aún amado...
Las lágrimas navegan, reman, nadan...
Se ahogan y respiran...
Mueren y resucitan...
Bregan por no necesitar
ese cálido abrazo,
queman las marcas
de aquellas tiernas caricias,
besan las olas
por no tener esos labios atentos...
Y sabios son los vientos,
que en aquella noche oscura
se visten de huracanes
y golpean la nave con odios truhanes,
con golpes de rotura...
Sin cura,
pues la rabia no quita la amargura,
pero con limpieza profunda...
Son tiempos muy duros...
La funda que al amar
envuelve un corazón
no se quita fácilmente
y reza el alma coja
a la roja partida
de cada atardecer
que derrumbe los muros
de esa prisión
que nos niega nuevos sueños...
Pero no basta,
con enfatizar la impotencia
no basta.
Hay que esperar,
vivir y dejar morir
hasta poder cicatrizar...
Y así es, así será:
las lágrimas navegarán, remarán, nadarán...
Se ahogarán y respirarán...
Morirán y resucitarán...
Y al fin el día, ese día, llegará:
el sol brillará de nuevo
y en el fondo de un mar apaciguado,
mi mar, quizás el tuyo,
yacerán unas lágrimas de desamor,
secas, curiosamente secas...
Y alguien, entonces,
podrá cantar esa triste
pero esperanzada oda,
la que narra el entierro de una boda,
la que cuenta el encierro del aye r,
la que afirma "no te amo".
Puede que lo haga el hado,
puede que una sirena distraida,
puede, incluso, que cante yo...
Será una hermosa balada,
escrita con lágrimas,
de mí, para ti...
Será un réquiem
por un amor que debía morir...
- Autor: prosomnis ( Offline)
- Publicado: 12 de mayo de 2009 a las 02:27
- Categoría: Amor
- Lecturas: 45
Comentarios2
Escrito originalmente en prosa poética. Forma parte del nuevo proyecto "Impresiones". http://pensamientosdemividayelamor.blogspot.com/2009/02/requiem-por-un-amor-que-debe-morir.html
Saludos cordiales,
sin duda un escritor.
me alegro haberle descubierto, tiene bellas imagenes, sobre todo unas lagrimas muy tristes.
Seguire conociendolo entre lineas.
Un abrazo.
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