El mundo cerró las puertas,
para que nadie pasara.
El sol se tapó los ojos.
Y la Luna se eclipsó,
en su interior replegada.
Verdades que de unos son,
y para otros mentiras.
Unos y otros se olvidan,
que la verdad siempre anida,
en los gestos generosos.
En el centro de la vida,
donde no existe el rencor.
En una brizna de amor,
que evoca la vida misma.
Cuida el ave a sus polluelos,
aunque la furia del viento,
azote sus tiernas plumas.
Y no desiste en su empeño,
de la pitanza buscar.
Aunque arrecie el temporal,
y el frío atraviese sus huesos.
La mar avanza implacable.
Arrebatando la vida,
como las fauces feroces,
de un enfadado gigante,
que devora a las criaturas.
El equilibrio se parte,
como una frágil astilla.
Mientras el Hombre desprecia,
la Tierra mientras la pisa.
El mundo cierra las puertas,
la llave al espacio tira.
Para evitar que otros seres.
Sucumban entre sus ruinas.
Con nervios de acero ataca,
para defender la cuna,
donde la vida se fragua.
Agredida por el Hombre,
que sin descanso la arruina.
Sale el sol más tenuemente,
con timidez se prodiga.
La Luna plomo parece.
Rayos de plata eran antes,
los que alumbraban los sueños.
Dando luz a los amantes,
con sus luces ambarinas.
Cubriendo como cortinas,
sus aparentes señuelos.
Mientras los seres nocturnos,
con su resplandor anidan.
Se le ha caído la venda.
Y la balanza se inclina.
Las hojas de los almendros,
ya no son tan cristalinas.
Pero la vida a codazos,
reclama su subsistencia.
Con garras, gritos o dientes,
se abre paso entre las ruinas.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
Comentarios1
Muy bueno !
Gracias.
Gracias por el comentario.
Un afectuoso saludo
Otro para ti.
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