Llorar, morir se han convertido en mi vivir, y
aunque le pedí a la muerte compasión, se negó
y me dejo penar, en esta vida de soledad.
Ya no miro las primaveras y los inviernos
se vuelven más oscuros, las calles se han
vuelto tinieblas, y yo sigo cada vez más herido.
Los días son noches, el cielo cambio su color,
el camino repleto de púas… hirientes para el corazón.
Iba del brazo de la muerte, cada vez más cerca
del inframundo, sentía las llamas del que seria
“mi nuevo refugio”.
Ya no hay amor, la felicidad no se respira,
solo llevo dagas clavadas ¡en lo más
profundo de mi alma!.
Las tinieblas se abrieron para recibir mi dolor,
entre suspiros y recuerdos, el inframundo…
de mi corazón se apodero.
Observando desde un rincón, se apreciaba
mi mayor temor, era un infierno con dagas de
amargura…y dolor para el corazón.
La soledad será mi compañera y atada a ella
con cadenas, viviré mi peor pesadilla,
sintiendo en mi cuerpo dolor y agonía.
Veo tinieblas y escucho llantos que desgarran,
mis ojos y oídos lastimados están, las pocas
lágrimas que se pudieron derramar
¡fueron cuando al inframundo fui a parar!.
La noche y el día aquí no se pueden apreciar,
solo es tierra seca ¡llamada tinieblas!
donde los condenados vivirán.
- Autor: Ruth García. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de noviembre de 2018 a las 20:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
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