Que solo se queda el verso.
Que solitario el encierro.
Que silenciosa la voz,
que dialoga desde dentro.
Cuan pausados son sus pasos,
y cuan ágiles sus dedos.
Se cruzan los pensamientos.
Se saludan con respeto.
Variopintos los senderos,
de colores inconcretos.
Como una arrítmica orquesta,
de infinitos instrumentos.
Pero que en orden se apilan,
como hojas de un cuaderno.
Sobre la alfombra de ideas,
andan con pasos inquietos.
Mientras un falso silencio,
penetra como el acero.
Y en la colina las sombras,
se diluyen con recelo,
mientras fluyen los recuerdos,
como armoniosos rimeros.
Como se van rellenando,
los indefinibles huecos.
Horadados en la mente,
por fracasos manifiestos.
Con el arma entre los dientes,
para soportar el miedo.
Los dedos pautan el ritmo,
para paliar sus defectos.
El mundo de espaldas llora,
con las lágrimas del sueño.
Hace bodoques la Luna,
y el Sol arrugando el gesto.
Críticamente nos mira,
con nebulosos reflejos.
Mientras el Hombre camina,
por negruzcos vericuetos.
El verso se ha desplegado,
como un atlas sin complejos.
Revelando los caminos,
como un alumno sincero.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
- Autor: alupego (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de noviembre de 2018 a las 06:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 72
- Usuarios favoritos de este poema: Henar Tejero Pascual, Lualpri, Texi
Comentarios2
Me encantaron tus versos. Como se van tejiendo y dando forma hasta crearse un poema.
Un abrazo
Gracias por le comentario.
Un abrazo.
Que solo se queda el verso.
Que solitario el encierro.
Que silenciosa la voz,.
que dialoga desde dentro.
Muy bonito !
Saludos.
Gracias por el comentario.
Un afectuoso saludo
Otro para ti.
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