Acerca de ortografía inclusiva...

Acabo de leer un artículo en la cabecera del portal sobre lenguaje inclusivo, en el que la autora poco menos que se siente agraviada por el hecho de que la R.A.E. haya rechazado la propuesta de dar el visto bueno a su aprobación. Todo este asunto viene de lejos, se originó cuando a una señora ministra se le ocurrió la genial idea de dejar caer en una reuníon de congresistas y congresistos, ante sus señorías y señoríos, aquello de diputados y diputadas, y desde entonces la bola de nieve ha ido in crescendo hasta convertirse en una cuestión de estado.

Yo, como buen macho que me considero, y a sabiendas de que la palabra más utilizada en la lengua castellana, después de la preposición "de", es el artículo femenino "la", me siento hasta el extremo ninguneado, y decidido a tomar cartas en el asunto, estoy preparando la mochila para acampar en señal de protesta a las puertas de la sede de la real academia española. Pienso instalarme allí con mi tienda de campaña, mi saco de dormir y un cartel bien grande que ponga "INCLUYAN AL LISTO EN SU LISTA", y me declararé en huelga de hambre hasta que no me lleve el gato al agua. Todavía habrá alguna persona, si no todas, que al verme me tilden de machista, pero a toda esa gente le diré que soy totalmente ecuánime en cuanto a distinción sexual se refiere. Las personas más importantes que han pasado por mi vida han sido mujeres, y así lo he dejado claro siempre... También son ellas las que me han causado un mayor daño, pues no he tenido suerte en el aspecto sentimental. Siempre me he entregado sin condiciones al amor y cuando le ofreces tu corazón a alguien que luego lo pone a los pies de los caballos, es razonable, y hasta lógico adquirir cierta desconfianza. No hay más que echar un vistazo a los escritos que he ido dejando aquí para ver que mis mayores elogios han sido dirigidos a mujeres, como pueden ser mi hija, mi madre o mi madrina. Y si he tenido que criticar a alguien, como algún político o alguna política de pacotilla, me ha importado 3 mierdas lo que tenga entre las piernas.

Soy el primero que sabe que a lo largo de la historia, hasta hace muy poco, las mujeres han estado subyugadas al hombre, pues he leído algo de historia. Incluso hoy, en muchos países, se las sigue marginando hasta la anulación casi. Pero no es el caso de un país como España, en el que tanto se está hablando de lenguaje inclusivo. Me siento muy afortunado de vivir en un lugar donde la igualdad entre hombres y mujeres es una realidad desde hace tiempo, pues lo contrario sería tirar piedras a mi propio tejado, más que nada porque tengo una hija pequeña a la que quiero más que a mi vida y es un alivio saber que vivirá donde no se la va a menospreciar por el simple hecho de haber nacido mujer. Pero lo del lenguaje inclusivo ya pasa de castaño oscuro. es otro pretexto más que se han sacado de la manga los políticos para desviar la atención de lo que realmente importa, como son las fechorías que cometen a diario y su propia incompetencia para gobernar un país con unos recursos excelentes. Si algo nos distingue a los españoles es nuestra capacidad de sacrificio y nuestra honradez. En España lo que hemos robado cuando éramos un imperio, lo hemos devuelto con intereses. Toda la plata que le quitamos a los pobres bolivianos al esquilmar Potosí, por ejemplo, se lo entregamos a los rusos transformado en oro. Por eso nadie puede dudar de nuestra honradez. Pero lo del atajo de chorizos hartos de morcón a los que hemos votado para que manejen nuestros hilos no tiene nombre. Ni ellos mismos saben a que ideología echar mano. Fascistas progresistas, anarquistas conservadores, republicanos golpistas, socialistas derechistas, comunistas acomodados. Todo un batiburrillo de contradicciones ideológicas capaces de tener descolocado al mismísimo Angelillo D'Uixo. Y lo del lenguaje es otra alfombra que se han sacado de la chistera para esconder debajo toda su porquería. Así que basta ya del papel victimista que adoptan algunas mujeres con lo del lenguaje inclusivo, porque lo único que hacen es perjudicarse a sí mismas. Dejemos las letras como están que si Cervantes levantara la cabeza tendría que meterla otra vez bajo tierra como los avestruces.