Fue un día gris y triste,
con lluvia en los tejados y las calles,
y el agua que llegaba de los cielos
buscaba, en las aceras,
la figura de los hombres.
Fue un día gris, repito,
y el alma se encogía tratando de volver
a su refugio en el recuerdo,
a ese desván oscuro y polvoriento
de mi alma.
Fue un día que pasó, y atrás quedó,
quemando tentaciones
y mil ganas de caer y abandonar
en la batalla
por causa de esas fuerzas que no tengo
y que me faltan.
Pero pude acabar, cansado y sudoroso,
esta primera etapa.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/18
Comentarios1
Bonito poema.
Gracias.
Gracias a ti Lualpri.
Un saludo.
Otro.
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