La intolerancia se acuña,
como una falsa moneda,
que circula sin parar.
Así va el intolerante ,
dejando falsas promesas,
que no cumplirá jamás.
Y en ese preciso instante,
se transforma en una ofensa,
cercenando la verdad.
La intolerancia penetra,
como un griterío constante.
Brotes de miedo florecen,
como hiedra venenosa.
Que inocula su veneno,
en su apariencia inocente.
En lo bello de sus hojas,
el veneno está presente.
El miedo va haciendo hueco,
en la delicadas fibras,
del cuerpo donde se aloja.
Y al parasitar la mente,
pierde su libre albedrío.
Doblegándose a su encierro.
Poniendo diques al río,
se amputa su libertad.
La corriente cristalina,
que se aleja más allá,
a otra morada distinta.
Frena su naturaleza.
Su extrema necesidad.
Pero la fuerza del agua,
cuando la tormenta arrecia.
Libera la furia ciega,
de su potente grandeza.
Arrastrando las defensas,
que la tenían prisionera.
La potencia de su grito,
va atravesando la tierra.
Así se desborda el vaso,
cuando a su límite llega.
Las costuras se desprenden,
de la apretada materia.
Y los nervios se desatan,
de los lazos que les frenan.
La lluvia no baña flácida,
las cumbres de las colinas.
Convertida en vendaval,
de su raíz va arrancando,
rocas y árboles furiosa,
como fiera enfebrecida.
No se puede someter,
por mucho tiempo la vida.
Su natural libertad,
las cadenas pulveriza.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
06/12/2018
Comentarios1
Muy buenas letras.
Felicitaciones.
Muchas gracias.
Un cordial saludo
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