De vez en vez,
también sigo el rastro
líquido que deja algún sonido,
un aroma feliz,
una corazonada,
y bebo un poco
de la luz del sol.
Quito el cerrojo a la puerta
que bloquea el camino,
me asomo a contemplar
las flores que anticipan
tu llegada,
con sus reverberantes
voces de color,
y encuentro las esquinas
en las que reposa la luna
cuando la noche es larga.
Me refugio en algún rincón
risueño y tranquilo,
donde todo sea bueno y puro
entre latidos nuevos
que resuenan pausados,
transparentes,
fieles sinónimos de tu sonrisa.
Eduardo A Bello Martínez
Copyright 2018
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 13 de diciembre de 2018 a las 12:41
- Categoría: Amor
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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