Y tan plenamente te imaginé,
que anoche tarde, cuando se apagaba
mi lámpara -la dejé expresamente apagarse-
creí que habías entrado a mi pieza,
me pareció que delante de mí te detuviste.
Cesarión, C.Cavafis.
Tus pétalos no conocieron primavera,
se te adelantó el invierno.
Dos Césares poblaban el orbe,
tu llegada, demasía.
El ominoso Octavio se hizo a la idea,
marchitóse tu amenaza.
Tu belleza no consentía el ocaso
antes del arrebol vespertino.
Te imaginé ardiente en impúberes
que gocé de soslayo, en la penumbra
del suburbio.
Fuiste vilano en garras de la circunstancia.
¡Qué buen pupilo si hubiese buen tutor!
Tu madre se desvivió al áspid de la
codicia, su égida no embadurnó tu
temprana carne.
La evidencia devino en Historia.
El apolíneo efebo que yo soñara
en mi desvelo se quedó en escorzo.
Se hizo guiño imposible.
Muchos malvados vociferaban la
diversidad de Césares.
Naciste a contratiempo.
No te dio el aire para volar,
protuberancia importuna al Imperio.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Online)
- Publicado: 13 de diciembre de 2018 a las 17:05
- Comentario del autor sobre el poema: Basado en el poema homónimo de Constantinos Cavafis.
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 58
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.