Cómo yo lo veo.

Superada la locura y la irracionalidad de un amor mendigo, he encontrado la fuerza y la madurez que refleja quién carga muchos años encima...

Ya no me obsesiono con imposibles, y muchos confundirán mi paz momentánea con una aparente desesperanza.

Muchos me confundirán con aquella mujer sentada en el muelle esperando a su prometido, yo no veo su locura, no la veo mirando al horizonte esperando por él... Yo creo que ella se enamoró del mar, de la paz, de la libertad de decidir a quien amar y a quien esperar, por eso lo espero solo a él.

Estoy demasiado vieja para jugar a amores idílicos, sepa usted que no lo necesito, pero lo quiero, y disfruto de la ternura con que cose mis heridas.

Ya no cómo en el pasado disfrutaron otros, profesare por usted la incondicionalidad que nos lleva a ser un despojo humano, ese "amor" sufrido, idílico y fatalista.

Mi alma se ha vuelta dura por los golpes, aunque insistas con que soy algo joven para ello, pero ya no quiero hablar de "amor", esa palabra que siendo objetivos, desconozco, que confundí con entrega incondicional, y que aunque yo creía conocer, a quienes ofrecí, no conocían.

Hoy te ofrezco tranquilidad, consuelo, instantes memorables, una charla, una compañía silenciosa, mis letras, mi fe, mi calma y mi estrupicio, mis carcajadas y mis leves sonrisas, la esperanza casi inexistente en mi .

Ciertamente ya no estoy para juegos, aunque ciertamente el celo por momentos me domine, pero te quiero libre, con la posibilidad remota que escojas si así lo quieres caminar de mi lado... 

Todos creen que has caído en el idilio y la obsesión, pero no te logran ver, no comprenden que me alimentas de tu esperanza ... Siguen creyendo en estupideces de un amor vanal.

Puedo llegar a ser un completo desastre, pero tú mi dulce idealistas, llenas de fe, cada pulsación.