Voraces voces.
Ladrones de almas.
Robar esencias.
Romper la calma.
Someter cuerpos.
Blindar fronteras.
Tapar los ojos.
Fundir ideas.
La calma chicha,
que va a la zaga,
de la vorágine
que la secuestra.
Como un suspiro,
que queda quedo,
como una gota,
que se congela.
En la gota de rocío,
la frescura se consuela.
Abrasada por el vicio,
que la destruye,
y la quema.
En el filo de la hoja,
se tambalea la justicia.
En el púlpito dictando,
en su aséptica apariencia.
En los dedos temblorosos,
de las manos prisioneras.
Se funden las injusticias,
con el temblor que reflejan.
Y en sus pálpitos de angustia,
adivinan su tragedia.
Manos hechas para dar,
la merecida cosecha.
Furtivas son las miradas,
que adornadas de sigilos,
de lo falaz hacen senda.
Para enarbolar sus mitos,
como rancias sus banderas.
Soslayando la verdad,
con la boca entreabierta.
Señalando con el dedo,
como un arma de opereta.
Las mentes se van cargando,
ahítas de intransigencia.
Y los órganos se agitan,
como golondrinas presas.
La copa se va llenando,
rebosando sus riveras.
Y el cielo plomizo torna,
bajo el yugo que le apresa.
El Sol despliega su rostro,
en su infinita paciencia.
Intentando penetrar,
en las espesas tinieblas.
Y sus rayos en zigzag,
buscan romper la ceguera.
De los ojos que no ven,
más allá de sus maneras.
La calma se ha vuelto chicha,
como una balsa de cera.
Y en el fondo de la calma,
se debaten las ideas.
Cual bailarines unidos,
en congelada pirueta.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
19/12/2018
Comentarios2
Gracias.
Un afectuoso saludo.
Otro para ti.
Gracias a todo(a)s.
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