Tu mano resplandece
por el rayo que desciende del cielo
ocaso amargo cuando tú no vienes
y cae la tarde muerta encima todavía
del brillante sobre la piel
su luz
no oscura noche
del ocre plomo en la penumbra el bronce
allá por las estrellas
Besa el hielo de mis labios tu boca
que una vez entornados
respira el alma
carmín morado que fluye del océano
que aún
vive en los árboles
despedida mortal sobre las sábanas
que cubren ya las sienes
tu rostro añil turquesa
Gimen
abate
jadean los tejados
la sangre
lágrimas caen en el semblante enjuto
el dolor encendido en tus manos de altares
deshojadas
en aquel melancólico instante de la pena
La cortina incolora de cálidos hojaldres transformada
de lúcidos calientes por tus besos de bronce
empaña el vidrio agónico
del dolor polvoriento de la última hora
y las estrellas suenan a campanas temibles
temblor en la partida
templo de lo sagrado
el santo
templo del universo
campo
ciudad dormida entre tus manos poderosas
que me llevan a oscuras sin poder hacer nada
- Autor: Pablo Bethencourt (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de diciembre de 2018 a las 09:15
- Categoría: Triste
- Lecturas: 46
Comentarios1
Genial poema, letras llenas de profundidad y sentido.
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