Ninguna
Con cuatro fustes sosteniendo su velamen
y una eslora superior a los cien metros,
este bello mastín de los océanos
no logró mantener la compostura,
pese a la orden terminante
que rugió su capitán desde el castillo:
¡A degüello las velas, de inmediato!
Pero no eran ya las lonas sólo lonas
sino globos hinchados, gigantescos,
y el velero, escorando hacia babor,
no alcanzó a superar aquel apuro
como en otras ocasiones peligrosas.
Con tazas de café y zumo de frutas,
con botellas de whisky y cigarrillos
ofrecidos por el parco cocinero,
fueron siendo atendidos los marinos,
hasta ver la enloquecida cafetera
rodando por cubierta y dando tumbos
mientras iba a perderse entre la espuma.
En mitad de los trapos desgarrados
se incrustaron las olas y los vientos,
llevándose al Pamir como rehén
con ochenta tripulantes hacia el fondo.
Sólo seis alcanzaron a salvarse
por la ayuda oportuna de unos barcos
y la búsqueda tenaz de la aviación.
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de diciembre de 2018 a las 11:17
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Me encantó este poema historia
Gracias Edith. Eres muy amable.
Recibe mi cordial saludo.
Un genial y hermoso poema de la mar, los marineros y el desastre del Pamir estimado amigo Verano Brisas,
Un placer visitar tu portal y tus versos.
Feliz Navidad.
El Hombre de la Rosa
Gracias Críspulo por tus amables palabras.
Que tengas una feliz Navidad. Un abrazo decembrino.
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