La luz en invierno,
abiertas todas sus raíces,
va desmoronándose
y dibuja un mundo de contornos.
Límite duro.
Fría va cayendo.
Dura en las estatuas.
Fija en el mármol.
En otoño puebla las ramas,
ya sin primavera,
despanzurrándose la risa del cielo
a través de las encías del árbol.
Aletargado durazno que explota
de luz que amansa al frío.
Toda luz es lo opuesto
de la huella entre las hojas.
La luz en tí son espejos
de una pecera que mira
hacia el atardecer.
Es verano.
Tú ensimismada en tu visión.
Yo en la mía.
Los dos cubiertos de peces,
mientras el agua del mar se ahoga
en nuestros tímpanos.
Arboleda de sonajeros amarillos.
- Autor: Gerardo Fernandez ( Offline)
- Publicado: 23 de diciembre de 2018 a las 07:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 44
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