Ninguna
Espíritu del suelo y del subsuelo,
travieso y por demás, inofensivo;
vivo en la oscuridad o en la penumbra
y como hábitat prefiero los armarios,
los sótanos, graneros y desvanes,
árboles viejos y ahuecados,
minas hace tiempo abandonadas,
cavernas y refugios similares
donde se hallan elementos en desuso;
un ático con muebles anticuados,
sedas, trastos, baúles y otras cosas
constituyen mi atmósfera perfecta.
En las casas silenciosas sienten
mi andar por pasillos olvidados,
produciendo tropezones y quejidos
por mis vagos y torpes movimientos,
que no atino a controlar como se debe.
Me placen también los gallineros,
los cuartos de herramientas oxidadas,
maquinaria que se halle en mal estado
y archivos de abogados anacrónicos
compuestos de papel amarillento.
Me agrada el quehacer de los humanos,
y también descobijar a los durmientes
para causarles molestias y temores,
acechar en caminos y sitios apartados
donde se puedan escuchar sus diálogos.
Mi cuerpo es vago, impreciso y fastidioso,
con cierto parecido a las pelusas del polvo,
pero aclaro que mi espíritu travieso
se introduce a través de tabiqueras,
como ruidos y vapores tenues
en la penumbra siniestra y desolada.
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de diciembre de 2018 a las 11:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Rick Robles
Comentarios1
Las Meigas y las Anjanas se aparecen a los vivos y la Santa Compaña señala la puerta del que tiene que morir, en las tradiciones de la cultura Celta de la Galicia española estimado Verano Brisas.
Un placer visitar tus letras
Saludos de amistad
El Hombre de la Rosa
Gracias Críspulo por tus constantes apreciaciones.
Recibe mi cordial saludo.
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