Hay un café esperándote,
una silla vacía, una mesa sola,
para ti y para mí.
En el lugar de siempre
junto a los portales,
pegadito al parque
donde siempre fuimos.
Todo ha cambiado y nada;
ahí sigue la paloma desangrada,
la serenata eterna,
la desvelada luna,
la brisa, el mar,
la flor.
Tan sólo faltan aquí:el kiosco,
algunos amigos, las charlas a tu lado
y el trovador aquel
que de ti estaba enamorado.
Las nubes apenas se dibujan,
hoy no hay cruceros en el puerto,
mi mar está desierto
porque a mi lado no estás.
La tarde de tu ausencia la tengo aquí,
en el alma;
la mar está en calma
y también mi soledad.
© Armando Cano.
- Autor: Armando Cano (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de enero de 2019 a las 00:19
- Categoría: Amor
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Charles04, alvaropoesia, alicia perez hernandez
Comentarios1
Bien, bien… eso es añorar, pero sin demasiada tristeza, mas bien como lo dices… con calma. Me gusto´.
saludos.
Gracias mil.
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