PARA LOS QUE VAN LLEGANDO

En el silencio absoluto,
de la ingrávida materia.
Se van rompiendo una a una,
las delimitadas reglas.
Y en su sólida quietud,
los misterios se desvelan.
Quedando de esa manera,
patente su finitud.

Al ritmo de los bandazos,
de la agitada tormenta.
Se van cosechando éxitos,
y acumulando las penas.
Y cuando el final se acerca.
Se desarrollan los músculos,
de las potentes ideas,
que a la mente dan firmeza.

Una patina de oro,
adorna el banal legado.
Revestida de grandeza,
de una grandeza de barro.
Jalonada de fracasos.
En el lado oscuro moran,
como parduzcos murciélagos.
Ordenando los conjuros,
para envenenar lo humano.

Se debaten en la ruinas,
de inexistentes tratados.
En las ruinas que se crean,
en las que vive el tirano.
Tratados de ideas fútiles,
sin principios ni respaldo.
Sobre los caminos yertos,
sin razones olvidados.

El mar se ha quedado quieto,
esperando el desenlace.
Atentas sus energías,
como un resorte aplastado.
Silentes profundidades,
sin movimiento aparente.
Con los peces suspendidos,
en guirnaldas de alambre.
Alerta su cuerpo airado.

Paso a paso se devuelve,
cada aliento y cada abrazo.
Cada risa y cada ofensa.
Cada palabra que atenta,
contra la débil defensa,
del que vive abandonado.
Al fin retorna al regazo,
donde el Hombre fue creado.

Sutiles llegan la voces.
Como el roce de las hojas,
entre las ramas flotando.
Susurrantes letanías,
que en la mente van calando.
Como esponjas empapadas,
de la esencia de los años.
Sigilosamente humanas,
frágiles se van acercando.

Un rayo de luz se cuela,
entre los muros de barro.
Diminutos intersticios,
que los que llegan dejaron.
Pero gigantescos huecos,
para los que van llegando.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
01/01/2019