En forma lenta mis manos se abrieron deseosas de palpar, de sentir...
Los movimientos de mis piernas se acompasaron a la corriente que todo lo rodeaba.
Mi cuerpo como flotando en un ilimitado espacio.
La oscuridad solo interrumpida por rayos luminosos, algunos rojizos, otros azulados.
Las olas se elevaban y despaciosamente descendían.
Una rítmica melodía tipo marcha se deja escuchar a la lejanía. Serena tranquilidad dominaba el ambiente...
Como respondiendo a un llamado aquellas pacificas olas aumentaron su vaivén. Transformaron la calma reinante en una especie de carrera hacia un destino premeditado.
Me sentí atrapado, atraído, partícipe de dicha alocada carrera.
El ritmo aceleró su compás. El tiempo apremiaba, todo mi ser lo sentía.
Una ínfima claridad vislumbrose más adelante. La carrera se convirtió en una desesperada ovación.
La claridad fue en aumento. Era imposible rebelarse, la intensidad de la correntada parecería llegar al máximo posible.
Una enceguecedora luz alumbró. Sentí unas manos aferrarse a mi cuerpo, ayudándome a salir entrar. El ruido era infernal, mis oídos sufrieron el agudo sonido.
Mis ojos alcanzaron a distinguir formas ilimitadas, sombras y figuras, una indecisa situación imposible de describir.
Con el tiempo comprendí que en aquellos momentos había nacido.
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*Registrado/ SAFECREATIVE N°0912295218278
- Autor: Brom Beto ( Offline)
- Publicado: 6 de enero de 2019 a las 19:26
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, Humberto adasme
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