No quise entonces
sino saber tu nombre,
seguir tus pasos,
rozar tu piel.
Saberte entera,
quizás distante cual nube
o paloma o gardenia
o polvo de lejana estrella.
Eres botella errante,
náufraga, salvadora, mensajera,
en la inmensidad
del solitario mar.
Traes en tus pechos
una postrer esperanza,
cual soplo de vida, rayo de luna
o fragancia de gardenia.
Traes en tus ojos una ilusión,
y en tu pelo negro
una cadena que me ata a ti.
A tus años, a tus besos,
a tus sueños, a tu amor.
A toditos tus lunares,
a tus labios, a tus dedos,
a tus muslos,
y a tus pechos como mares.
© Armando Cano.
- Autor: Armando Cano (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de enero de 2019 a las 00:19
- Categoría: Amor
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: Elkarg, mariapdfoxa
Comentarios3
Un gusto leerte amigo Armando.
bambam desde Chihuahua
Gracias.
bonito le quedo muy muy bonito
Requiebros.
Un abrazo amigo AC
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