La noche cuelga ahora su cúpula muy bajo
Muy cerca de los huesos que duermen aún con vida
En las calles cruzadas y las casas antiguas.
En ruidoso silencio desprende su badajo.
Su luces miserables marchitanse por tramos
Dejando cicatrices y atmosferas heridas.
Los muros y las almas tropiezan en las ruinas
Del polvo revoltoso que emana de los trastos.
La gente que se queda y el alma que ha pasado
Perciben la amenaza que en actitud de esgrima
La medianoche esboza como un latente asalto.
Refluyen y se atascan ante un verdoso látigo
Las frágiles linternas que casi no vigilan.
Apenas son cerillos los postes y los faros.
- Autor: JHON DEILO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2019 a las 00:31
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Damian cuellar, Elkarg
Comentarios1
Que magnífica poesía. La solemnidad de la noche nos descubre la piel y nos deja a todos con el calcio palpitando en nuestros huesos, todos reyes todos pobres.
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