TRANSEÚNTES

Matias 01

Nadie está con nosotros todo el tiempo

ni para siempre

los días se van

las luces de los ojos se van

las manos de ternura, sin pasaje ni despedida

se van

las lágrimas dulces, despliegan sus alas

y se van

 

Las ojeras se hacen cuevas de pájaros

donde el dolor se aparca

y el corazón se va haciendo más liviano

en su pecho

van cayendo millares de horas

en nuestros brazos y piernas

mientras el alma vuela como el viento

soltando sus largas raíces

 

La soledad va obteniendo rostros

y lugares en la mesa,

y en los lechos se aparea con el silencio

las voces se diluyen

en la noche intraducible

en que el cielo cae y cae

hasta el fondo de nosotros mismos 

 

El tiempo nos llena de historias

de semillas y espinas

en nuestra piel crucificada

nos vamos rompiendo

con interminables vestimentas

atornilladas a la muerte disgregada

y vamos llenando de lagrimas

nuestras raíces

nuestros rostros

nuestras manos, de surcos además

nuestros lomos, de huellas además

nuestros corazones con maldiciones

como enredaderas

además, placeres y olvidos

insomnios sangrientos que nos revuelcan

los dedos

y los parpados mirando al cielo

entre las almohadas

 

La vida nos va volcando las ojeras

del ruido y del caos

de las burbujas de sangre

del gemido coronado de lágrimas;

nos desviste del movimiento

y de los rostros.

El corazón se va desprendiendo

como hielo polar

en un mar que se despliega en la noche

de astros fracturados

sin deseos, sin razones

en la orilla de unos ojos

que se recoge como olas

que han arrancado la paz al infinito

 

Las cosas se van alejando

de nuestras manos

y los dedos se desprenden

como las palabras

de sus labios petrificados

el vientre de su estomago

y la angustia que es el preludio

de la soledad  

nos matricula en la tarea ineludible

de aparearnos con la muerte

 

Nadie sabe cuándo,

pero nos vamos quedando rezagados

solos con nuestros lunes

y el remordimiento en la ventana

y la verdad enferma a la intemperie;

Agujereado persistimos

con nuestras palabras que se van alejando

delante de nuestro pecho;

con sus averías estallando

y sus goteras de paz

en nuestras ojeras

El aire recoge los signos de los tiempos

y nos la va impregnando

mientras las horas van saltando

como hojas viejas

de nuestro cuerpo

 

En el silencio la noche nos amamanta

tímidamente

y nos alfombra el sótano, los jardines

y los sueños con sus remordimientos;

hasta que el alba irrumpe

con sus mareas quemantes

en cada globo de los ojos

y los huesos se desatan con ira

de su afectuosa noche

para seguir, convulsionado,

hasta la siguiente penumbra

donde se dejan las golondrinas

sus últimas angustias.

 

Nadie está con nosotros todo el tiempo

se nos rompen los días

con sus aires y sus luces sueltas

se nos rompe la vida

y el corazón con sus huesos

se nos rompe todo

menos la fe con su fuego

a veces minúsculo y agonizante

con su desolada alma

que al cerrar los ojos  

despertamos en el brillo

del sueño eterno.

  • Autor: Matias 01 (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de enero de 2019 a las 21:11
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 43
  • Usuarios favoritos de este poema: Micaela, Texi
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Comentarios +

Comentarios2

  • gaston campano

    Una conjunción de metáforas hilvanadas que van transitando y manando de un pluma largamente cansada de ver un mundo casi real. Saludos.

  • bambam

    En esta vida nada es eterno, todo9 se va.
    bambam



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