Ninguna
Un colectivo de misteriosos seres
traza el diseño de mi personalidad.
Aparezco en las noches más oscuras
sobre vastos lugares de la Tierra
aunque no tengo identidad concreta.
Me llaman El Observador
porque prefiero los sitios elevados,
como las cimas de las cordilleras,
campanarios y copas de los árboles,
donde pueda mirar sin contratiempos
la miserable conducta de los hombres.
Permito la proximidad de visitantes
si no hay gestos procaces y dañinos,
o que saluden altaneros cuando llegan,
pues en caso contrario los rechazo
y me sublimo irremediablemente.
Nadie sabe mis negras intenciones,
que indudablemente existen,
además de presagiar desastres,
porque soy agresivo y muy perverso.
Suponen que aviso a otros mundos
sobre la inicua condición humana,
hecho muy temido por los afectados
que sucumben indefectiblemente
como bichos al golpe de mi garra.
Comentarios1
Usted poeta es un Dios de los que castigan
Un abrazo
Hola Tokki: Ni siquiera alcanzo a demonio. ¿Cómo podría castigar?
Recibe un afectuoso saludo.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.