Veleidoso es el día, voluptuoso,
mas ingrato desde que me mira,
desde que mi resuello come;
hace patinar su lumbre,
su desnudo cuerpo azul,
lo más risueño de sus dagas
con un puñado de chairas que pican los músculos
con ácido aireo que escocen mis napias rotas.
¡Terco!... ¡Terco!... no sabe, así es su zapateo
y en su traje ponzoñoso.
¡No, no, no quiero sujetarme!
¡cuando se ensanche su brazo naranjo!
¡y se estreche en mi cuello su arañazo inmenso!
Liberto,
¿tu nube y sus pómulos de piedra no vuelan hoy?
¿nadie fatiga la frente del frentón?
- Autor: Christian Jovani (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de enero de 2019 a las 19:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
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