Un sentir sobre 3 actos de mi país. Ecuador.

Indignación, rabia, repudio, odio, frustración, tristeza, impotencia, son algunas de las palabras con las que puedo definir mi sentir ante lo que ocurre en mi país.

Una chica violada, otra asesinada, otra acosada reflejan tres realidades de la mujer violentada en nuestra sociedad, construida a partir de la prensa amarillista, de gobiernos corruptos e ineptos, de gente “sabida”, de niños que desde pequeños les enseñan que “los hombres no lloran”, que “el rosado es solo para las mujeres”, que les enseñan que respetar a la mujer es necesario porque “son más débiles”, o como suelen decir “a la mujer no hay que tocarla ni con el pétalo de una rosa” lo cual es verdad pero no por ser mujer o por la idea absurda de que es más débil, sino porque es un ser humano, porque merece el mismo respeto que cualquier otro ser humano.

Pero parece ser imposible introyectar eso en cada uno… quien sabe y el que lee esto es otra persona que violenta a otras personas, y fíjense que puse “persona” no hombre, porque esto no es una cuestión de géneros en su totalidad, si nos ponemos a reflexionar acerca de este tema, podremos darnos cuenta que sí, nuestra cultura está marcada por un discurso patriarcal que en pocas palabras dice “el hombre debe ser un macho” y “la mujer debe arreglárselas para conseguir las cosas” pero eso no es lo peor, lo más deplorable de este pensamiento es que no hacemos casi nada para cambiarlo, existen mujeres que violentan a otras mujeres marcadas por este discurso, existen mujeres que habitan dentro de esta atmosfera donde naturalizan la violencia contra ellas y otras mujeres.

Si se piensa que la feminidad de una mujer es una construcción basada en ser sumisa estamos equivocados, si se piensa que debe ser un ser que debe complacer y no ser lo que quisiera ser, estamos y seguiremos mal. La vida cotidiana nos enseña barbaries en contra de la mujer, nos enseña desastres donde los hombres no hacen nada y comentan que la victima de una violación “lo provocó”, “no debía salir”, o más crudo aún “se estaba buscando una buena violada”.

Lamentablemente esto va a seguir así mientras la lucha no empiece en cada uno, no en una lucha en conjunto, en salir con una buena frase y pegar en el Facebook o el Twitter, no… el trabajo debe ser individual, si es así, ese será el resultado en algún momento que hemos hecho algo, que hemos callado a ese macho bruto que habla en cada cabeza en alguna frecuencia, ya sea de manera muy sutil o de manera muy abrupta como para llegar a permitir u ocasionar que más casos como este se sigan suscitando en estas calles, en estas casas, en estos parques donde nadie podría en realidad sentirse tranquilo.

No es una lucha de géneros en su totalidad, existen hombres buenos y mujeres buenas, existe gente buena que lucha cada día porque los derechos de las personas sean equitativos, que luchan porque sus hijos crezcan en un entorno más favorable y en su máxima posibilidad sin odio, que luchan de manera ferviente y con una pasión elocuente y no cegada por discursos que día a día vemos en las noticias, en las redes sociales, por discursos que solo son adoptados para poder decir, “soy bacán (chévere) por pensar así” pero al rato de los ratos en sus actos se demuestra lo contrario.

Si usted violenta de cualquier forma a alguna persona busque ayuda, hable, tal vez sea juzgado pero no en todos los espacios, tal vez sea juzgado y con mucha razón sin embargo en ese camino encontrará redimirse y no solo encontrar un perdón. Vaya al psicólogo, lea un libro sobre estas problemáticas, infórmese sobre lo que ha pasado en otros países por causa del machismo y la opresión a las personas, no se “aburbuje” y observe todo desde un lugar distante, afronte la situación y haga un cambio que tal vez no se note al instante pero que cambiará algo en su familia, en sus hijos, en sus padres, en sus amigos, en las personas que lo rodean. Busque ayuda, cambie el patrón, haga algo con el cerebro y el corazón.