Ninguna
Los fantasmas vigilamos
las puertas y las ventanas
de las viviendas humanas,
y nos hacemos visibles
con nuestras túnicas blancas
o densas vaporaciones,
parecidas a los cuerpos
más livianos y confusos,
sobre todo, en la penumbra
de casas desvencijadas
y castillos misteriosos
plenamente despoblados.
Pertenezco a ese tronco
desde tiempo inmemorial,
porque fui callado y solo
en mi lejana niñez,
y un amante traicionado
antes de caer vencido
bajo el puñal asesino
de cuatro falsos amigos
y un pariente desleal.
Regreso a los escenarios
de mi antigua residencia,
desde que un supremo amor
desvió proyectos y rumbos
hacia puertos más tranquilos.
Doy gemidos por la noche
asustando jinetes y caballos
que cruzan senderos solitarios,
pero soy inofensivo y melancólico
en mi mundo espectral como ninguno.
Los que vivieron satisfactoriamente
departiendo en paz con sus hermanos
no tendrán que regresar como fantasmas;
sólo quienes sufrimos ingratitud y penas
tendremos apariencia fantasmal
hasta el final de los siglos.
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de enero de 2019 a las 10:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 44
- Usuarios favoritos de este poema: ADOLFO CESAR MARCELLO
Comentarios1
Interesante e intenso de principio a fin...Saludos poéticos.
gracias SINMI. Eres muy amable.
Recibe mi cordial saludo.
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