No fue fácil tarea amortiguar aquel corazón de hierro,
conseguir llegar hasta su centro
doblegarle eso que él creía era “poderío”.
Esas barreras que lo alejaban de su alma caducando su fuego,
ese ego que le impedía ser honesto;
con él, con el proceso, con el tiempo.
No fue fácil tarea enmendar sus heridas,
verlas ahí expuestas como exhibición en una galería,
paredes blancas colgando sus sentimientos..,
sentimientos llenos de tormentos;
emociones llenas de resentimientos,
con una trastornada impotencia…
de una dolencia que hace eco en la entereza.
Fue todo, menos fácil. ¡No fue fácil!
Ese sencillo acto de otorgar amor con él - - no fue sencillo.
Habían anillos de amargura atados a su eternidad,
eternidad perseguiendo pasos fantasmas,
apariciones de un futuro sin dolor lo mortificaban,
su alma cariada y calcinada por un pasado donde
su propia madre lo violaba.
No fue fácil escuchar su pena, no hubo un plan correctivo,
no hubo manuales para como continuar el camino,
para saltar las mismas trabas que él colocaba
con la esperanza de sabotear cualquier luz
que quisiese brillar en su lobreguez
y en lo que él pensaba era hombría.
¡No fue fácil la tarea!
Lo estudie cautelosamente aunque estaba desahuciada,
agotada de compasión, alterando mi propio dolor,
usando mi fuego para poder calizar ese corazón..,
ese corazón que cuando a mi llego ya estaba
calcificado en hierro, en desprecio y en temor.
Ese dolor que venía arrastrando su esencia
y frenaba aquella felicidad que él merecía.
No fue fácil la tarea,
consiento que tuve que meterlo al brasero
y que en el proceso casi se muere.
Fundí aquellos hierros con la brasa de mi cuerpo,
parte por parte lo fui exponiendo,
como maestra lo instruí a vivir otra vida.
Lo eduque a tocar una mujer sin tener que rechazar su pureza,
lo enseñe a besar despacio, sin rabia o malicia,
lo enseñe a contar conmigo sin sentir que algo me debía,
lo acogí en mi senos y amamante sus suspiros,
le enseñe que el dolor también limpia.
Le escribí cartas de amor y le conté cuanto Dios lo amaba,
me convertí en su escudo, su mujer y su espada,
llegue a protegerlo de sí mismo,
le regrese su espíritu, su integridad y su vergüenza.
La primera vez que latió su corazón salió por la puerta
dejo un carta con apenas dos líneas:
“Lo siento amor, sin ti me voy.
Todavía veo fantasmas”.
LeydisProse
1/22/2019
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- Autor: LeydisProse (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de enero de 2019 a las 17:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: Sharon Ximena
Comentarios3
Me deslumbre con este hermoso poema , lleno de inocencia y protección .
Y por más que tengas la receta indicada hay dolores que no se pueden sanar...
Muy hermoso me cautive de principio a fin.Saludos cordiales 🤗
Gracias Sharon Ximena, cuanto me alegra que estas humildes lineas sean de tu agrado. Agradezco tu lectura y comentario. Un abrazo apretadito y llenos de bendiciones.
Muchas gracias a ti por el buen deseo y creéme es recíproco .Y cada vez que tengo el tiempo de estar aquí leo mucho y lo bueno lo saludo y aplaudo . Abrazos sinceros para ti🤗
Tus palabras me llegan...gracias. Feliz dia
Vaya. ... Un poema de fundición...
...poema solido y amor calido
Gracias por inspirar... Hoy escribire
Muchas gracias Angel. Que bien! Si, escribe y deleitanos con tu tinta. Gracias por leerme y comentar. Un saludo afectuoso
No fue fácil dominar ése corazón de hierro,
Le enseñe a besar despacio,
llegue a protegerlo de sí mismo,
y terminó diciendo “Lo siento amor, sin ti me voy"
El corazón no era de hierro sino de acero.
Muy lindo mi dulce y adorable Leydis
Con super abrazo
JAVIER
No fue nada facil amigo...
Gracias por leerme y otro abrazo para ti. Feliz dia
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