JAQUE MATE

 

Miles de caras,

rostros versátiles,

almas andantes,

anhelantes y sedientas.

 

Sed humedecida en sal,

sal que adereza un deseo,

deseos que vuelan con los vientos,

vientos que arropan su luna,

lunática es su existencia,

excentricidad que mora en prudencia,

prudencia saboteando su paciencia,

paciencia que cede cuando encuentra su sonrisa.

 

Sonrisa amplia expatriada a la soledad,

soledad que convive con la multitud,

multitud que mutila ese monólogo de paz

pacientemente esperando su debut.

Asida la felicidad entre cielos grises,

visos grises es el bajo de su mirada,

negándole una recepción a su verde esperanza

después de haber marchado con aquella palabra…amor.

 

Desprendida del universo con un solo verso,

un amor que duerme en su cama de ajedrez,

sesenta y cuatros batallas por su intrepidez,

capturada en cada escaque y donde va dejando

parte de su piel con una palabra fracasada

que logra zafarse de su única oda.

 

Verso con palabras pasmosas que no podía compartir,

cada línea, cada verbo ha quedado en el intento de derrotar a su rey. 

Rey dueño de su miedo, de su orgullo y sus tormentos,

mas a medida que fue pasando el tiempo (cual nunca falla y es maestro),

ha realizado que en su verso tenía la clave de su albedrío.

 

Fue un jaque mate saberse reina y no solo la mujer de mil caras.

Se quedó con sus versátiles rostros y aprendió a moverse como caballo y alfil,

marchando hasta su propia torre donde pudo reclamar su orgullo

derrotando su miedo y recomenzar aquel monologo de paz.  

 

 

LeydisProse 
1/23/2019
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