Los días del otoño...
se transmutan en te quieros,
heridos de rayo...
los labios se enmohecen,
entre ataúdes de plata...
se vierten las estrellas,
y un impávido narciso...
se aventa a su secreto,
no es el labio...
el dardo de la ira,
la bacante se transforma
en lago al descubierto,
sólo la esencia...
traslada su nostalgia,
en lánguidos quehaceres...
desnudos de febreros.
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Autor:
pani (
Offline) - Publicado: 24 de enero de 2019 a las 18:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: David Arthur
Offline)
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