Tonos grises vaporosos
que disipan el ocaso,
y tocan una sinfonía de lo que siento
al compás de un lamento.
Un hueco en mi cabeza,
me obliga a saborear el viento.
Un agujero en el corazón,
me hace beberme el cielo.
Una cama olvidada
se va por la ventana,
en busca de lluvia con relámpagos.
La garganta enmudecida,
y mis ojos hablan por ella,
brillosos en la noche
iluminando las paredes,
cerrados en el día,
dibujando nuevas vidas.
El día y la noche se amontonan,
no significan nada,
más que las manecillas
de un reloj adormecido.
A veces no sale el sol,
y otras veces no quiere irse la luna.
Todo pasa y todo pasará,
aunque tarde veinte años,
el brillo de esos ojos,
nunca caducará.
- Autor: Laura Ontiveros Plaza ( Offline)
- Publicado: 25 de enero de 2019 a las 14:20
- Comentario del autor sobre el poema: Ayer pasé gran parte del día metida en casa, aunque no hice muchas cosas productivas, me tocó salir alrededor de las seis de la tarde, tomé el metro, y al llegar a mi destino me encontré con frondosas nubes grises, frío, y un cielo muy nublado, me sentía somnolienta y melancólica. Fui a mi cafetería favorita, fui a comer tacos (dos cosas que me hacen muy feliz) y aún así mi sentir era plano, pero no triste, solamente pensativa. \r\n\r\nDe eso trata este poema, de días que sin querer, te raspan el corazón sin motivos aparentes.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, El Principito y La Rosa
Comentarios1
Belleza en tus letras.
Abrazos!!!
Otros mil para ti.
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