Mostró las cartas ganadoras,
sonriendo,
y todavía le faltaba unos dientes que perder,
y se reía..,
las pupilas mas pálidas que su muerte,
que en el rincón lo esperaba,
ya no le importaba perder su estilo,
las cartas jugadas,
calavera disfrazadá de carnaval,
- es todo nada..,
se repetía, mientras pedía naipes,
fichas chicas pero de gran peso,
apilada sin destino claro,
la suerte echada,
y el paño que hoy le escapa a los milagros,
todo adversario desconfía,
cuando de su cuello asoma la soga,
ya saben que en el borde no hay muchas opciones,
pero nunca falta uno,
que se apura para subir los escalones de la gloria,
gotas en la frente y sudor en las manos,
el clima es espeso,
y nadie suelta fuerte la respiración,
el instante es eterno,
y el silencio se rompe,
cuando las figuras bravas quedan expuestas,
miradas rápidas se dirigen al apurado,
que tira las cartas de espalda sin chance a la fama.
Mostró las cartas ganadoras,
sonriendo,
y todavía le faltaba unos dientes que perder,
y se reía..,
la muerte que desde el rincón observaba,
pidió la cuenta,
y se fue,
puteando por lo bajo que otra vez se va sola.
Daniel Memmo
- Autor: Daniel Memmo ( Offline)
- Publicado: 30 de enero de 2019 a las 10:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén
Comentarios1
Imposible ganarle a la muerte, aunque se tengan las cartas ganadoras.
Un placer leerte
Kavi
Una partida más o menos, es ella que decide cuando el juego termina.
Te mando un gran abrazo Kavi!!
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